El final de un año es una buena oportunidad para hacer balances. Para recordar todo lo que pasó, lo bueno y lo malo, para ver que hicimos bien y que deberíamos cambiar para el 2010. Pido perdón por la extensión de antemano.
Es imprescindible para el análisis dividir el año en dos: distintas fueron las circunstancias en cada torneo.
Los amistosos del verano fueron altamente positivos en juego y resultados. Luego no pudimos repetir el mismo plantel durante los partidos de puntos. Problemas para llegar a once jugadores e improvisaciones tácticas de último momento fueron la constante. El punto más bajo de ese torneo quizás fue el 1-2 contra un mediocre Yapita, en el que más allá del resultado la imagen que dejó el equipo fue realmente triste.
La victoria recién llegó en la 6º fecha con un austero 1-0 contra TyAbrite, luego de haber generado juego como para estar ampliamente en ventaja y con un final de partido sufriendo innecesariamente por las expulsiones (también innecesarias).
Esto era todo un símbolo: los partidos en los que no había diferencias los perdíamos, los que teníamos la suficiente ventaja para ganar los empatábamos y para ganar había que justificarlo con excesivo esfuerzo, si no nos salía. Esto, no obstante que hubo rivales que nos ganaron justificando sin dudas sus victorias como Boinas o Napoli. Mística nos ganó con un penal infantil que le regalamos en el último minuto. Sadop (en una de sus versiones más pobres) nos ganó con un descuido. Lugano nos empató con los calzones cagados de tantas veces que se salvaron. Maza con una de Maseda y a colgarse del travesaño.
Esta fue quizás la peor etapa del año donde tocamos fondo. Resurgimos como el ave fenix para tener que lograr los mejores resultados contra los rivales más complicados.
Ganarle al Gardelitos cuasi campeón de una forma heroíca fue uno de los puntos más altos del año. Sufrimos en exceso la promoción contra Nacional, en la que dejamos demasiado espacio para el azar.

La segunda mitad del año fue mejor en todo sentido: en la constancia de la formación, en juego y por ende en resultados. Aunque siga quedando la sensación de que se podría haber logrado más puntos.
Un comienzo con derrotas por la mínima (ínfima) diferencia frente a Mística y CP. Un empate en cero contra Nacional en el partido que quizás tuvimos más volumen de juego en todo el año y que ellos mismo admitieron que deberían haber perdido por cinco.
Otra vez un comienzo negativo. Pero había otra sensación en el ambiente. Para la cuarta fecha llegó la primera victoria de la mano del tiro libre de Guille y para la quinta la incorporación definitiva de Nico a nuestras filas, quien aportó mucho en esta levantada de SanBer. En medio de todo esto llegó la gloriosa rosita con talles bien ajustados elegidos por un Gordo, al que casualmente la ropa que le calza sin problemas.
Doble empate con Boinas y Sadop. Y si bien nos faltó muy poco para ganarles, la sensación fue de que pisamos mucho más fuerte ante estos rivales que siempre están al tope de la tabla. Perdonamos a un Maza que vino dando lástima a Ezeiza y lo pagamos carísimo.
Otra vez a sufrir sobre la parte final: aunque esta vez sufrimos 90 minutos menos.
Derrota inobjetable ante Napoli (que tuvo un mal comienzo pero cuando se rearmó volvió a mostrar que es un gran equipo).
Momento clave ante un rival que siempre es especial como Gardelitos. Llegamos un poco bajoneados por contar con sólo once jugadores, por la necesidad imperiosa de ganar y por el historial emotivo frente a los de Chicago. Y se dio otro partido emotivo, porque ellos eran 9, porque aún así fue un desafío mantener la calma para abrir el resultado y porque terminó en una goleada reconfortante. Muchos fantasmas negativos recorrieron nuestras cabezas (1-1 con veteranos, 3-3 con gardelitos). Pero lo afrontamos y lo superamos, lo cual a mi entender fue otro de los mejores momentos del año.
Nos quedamos con sabor a poco contra un Perla cansino. Aunque como dije antes, sufrimos esta vez noventa minutos menos. Sufrimos por una expulsión infantil solamente. Porque a La Yapita lo pasamos por encima en esta segunda mitad del año. Cuando los vientos soplaron en contra, con un hombre menos soportamos la adversidad con sacrificio y unidad evitando por primera vez no tener que jugar la promoción desde que estamos en la A.
El apéndice fue el torneo de verano. Nos dormimos con Tocamela y no pudimos formar una buena táctica contra el Perla. Estas cagadas nos condenaron a jugar en octavos contra un rival de peso (en todo sentido) como Sadop. Otra hubiera sido la historia si clasificabamos en mejor posición.
Como positivo me parece atinado resaltar la mayor unidad que hay en el grupo por un lado. Implementamos nuevos sistemas de cambios rotativos que generalmente conllevan cierto malestar y sin embargo ha resultado bastante positivo porque todos nos comprometimos con las reglas.
Como así también creo que hemos progresado en madurez. Si bien nosotros aspiramos a mucho más siempre, es notorio que en estos última etapa tuvimos otro peso en actitud. Logramos una suerte de estabilidad en esta categoría tan áspera. Logramos también ser la valla menos vencida.
Tenemos todavía como deuda pendiente usar más la inteligencia con y sin la pelota en los pies para poder convertir en resultados positivos la técnica de nuestros jugadores. Nos queda resolver el interrogante del por qué de la superioridad en el marcador de rivales que tienen uno o dos jugadores habilidosos y el resto acompañando discretamente. Resolver por qué un equipo como el nuestro con mayoría de jugadores de buen pie no obtiene los resultados esperados.
Tenemos que ponernos de acuerdo en cual va a ser el planteo para lo que viene: quizás haya que cambiar la vocación ofensiva que tenemos como escencia para no convertirla en una constante ventaja ante rivales mezquinos que juegan a esperar que nos equivoquemos.
Eso se verá. Lo que es claro es que si bien esta última mitad del año ha sido dentro de toda positiva, esta categoría se volvió aún más competitiva de lo que ya era.
Por eso propongo seguir en la línea de este balance, ajustando todas las tuercas que haya que ajustar para que nuestro querido SanBer esté en el lugar que se merece.

TEXTO: PMB
Es imprescindible para el análisis dividir el año en dos: distintas fueron las circunstancias en cada torneo.
Los amistosos del verano fueron altamente positivos en juego y resultados. Luego no pudimos repetir el mismo plantel durante los partidos de puntos. Problemas para llegar a once jugadores e improvisaciones tácticas de último momento fueron la constante. El punto más bajo de ese torneo quizás fue el 1-2 contra un mediocre Yapita, en el que más allá del resultado la imagen que dejó el equipo fue realmente triste.
La victoria recién llegó en la 6º fecha con un austero 1-0 contra TyAbrite, luego de haber generado juego como para estar ampliamente en ventaja y con un final de partido sufriendo innecesariamente por las expulsiones (también innecesarias).
Esto era todo un símbolo: los partidos en los que no había diferencias los perdíamos, los que teníamos la suficiente ventaja para ganar los empatábamos y para ganar había que justificarlo con excesivo esfuerzo, si no nos salía. Esto, no obstante que hubo rivales que nos ganaron justificando sin dudas sus victorias como Boinas o Napoli. Mística nos ganó con un penal infantil que le regalamos en el último minuto. Sadop (en una de sus versiones más pobres) nos ganó con un descuido. Lugano nos empató con los calzones cagados de tantas veces que se salvaron. Maza con una de Maseda y a colgarse del travesaño.
Esta fue quizás la peor etapa del año donde tocamos fondo. Resurgimos como el ave fenix para tener que lograr los mejores resultados contra los rivales más complicados.
Ganarle al Gardelitos cuasi campeón de una forma heroíca fue uno de los puntos más altos del año. Sufrimos en exceso la promoción contra Nacional, en la que dejamos demasiado espacio para el azar.
La segunda mitad del año fue mejor en todo sentido: en la constancia de la formación, en juego y por ende en resultados. Aunque siga quedando la sensación de que se podría haber logrado más puntos.
Un comienzo con derrotas por la mínima (ínfima) diferencia frente a Mística y CP. Un empate en cero contra Nacional en el partido que quizás tuvimos más volumen de juego en todo el año y que ellos mismo admitieron que deberían haber perdido por cinco.
Otra vez un comienzo negativo. Pero había otra sensación en el ambiente. Para la cuarta fecha llegó la primera victoria de la mano del tiro libre de Guille y para la quinta la incorporación definitiva de Nico a nuestras filas, quien aportó mucho en esta levantada de SanBer. En medio de todo esto llegó la gloriosa rosita con talles bien ajustados elegidos por un Gordo, al que casualmente la ropa que le calza sin problemas.
Doble empate con Boinas y Sadop. Y si bien nos faltó muy poco para ganarles, la sensación fue de que pisamos mucho más fuerte ante estos rivales que siempre están al tope de la tabla. Perdonamos a un Maza que vino dando lástima a Ezeiza y lo pagamos carísimo.
Otra vez a sufrir sobre la parte final: aunque esta vez sufrimos 90 minutos menos.
Derrota inobjetable ante Napoli (que tuvo un mal comienzo pero cuando se rearmó volvió a mostrar que es un gran equipo).
Momento clave ante un rival que siempre es especial como Gardelitos. Llegamos un poco bajoneados por contar con sólo once jugadores, por la necesidad imperiosa de ganar y por el historial emotivo frente a los de Chicago. Y se dio otro partido emotivo, porque ellos eran 9, porque aún así fue un desafío mantener la calma para abrir el resultado y porque terminó en una goleada reconfortante. Muchos fantasmas negativos recorrieron nuestras cabezas (1-1 con veteranos, 3-3 con gardelitos). Pero lo afrontamos y lo superamos, lo cual a mi entender fue otro de los mejores momentos del año.
Nos quedamos con sabor a poco contra un Perla cansino. Aunque como dije antes, sufrimos esta vez noventa minutos menos. Sufrimos por una expulsión infantil solamente. Porque a La Yapita lo pasamos por encima en esta segunda mitad del año. Cuando los vientos soplaron en contra, con un hombre menos soportamos la adversidad con sacrificio y unidad evitando por primera vez no tener que jugar la promoción desde que estamos en la A.
El apéndice fue el torneo de verano. Nos dormimos con Tocamela y no pudimos formar una buena táctica contra el Perla. Estas cagadas nos condenaron a jugar en octavos contra un rival de peso (en todo sentido) como Sadop. Otra hubiera sido la historia si clasificabamos en mejor posición.
Como positivo me parece atinado resaltar la mayor unidad que hay en el grupo por un lado. Implementamos nuevos sistemas de cambios rotativos que generalmente conllevan cierto malestar y sin embargo ha resultado bastante positivo porque todos nos comprometimos con las reglas.
Como así también creo que hemos progresado en madurez. Si bien nosotros aspiramos a mucho más siempre, es notorio que en estos última etapa tuvimos otro peso en actitud. Logramos una suerte de estabilidad en esta categoría tan áspera. Logramos también ser la valla menos vencida.
Tenemos todavía como deuda pendiente usar más la inteligencia con y sin la pelota en los pies para poder convertir en resultados positivos la técnica de nuestros jugadores. Nos queda resolver el interrogante del por qué de la superioridad en el marcador de rivales que tienen uno o dos jugadores habilidosos y el resto acompañando discretamente. Resolver por qué un equipo como el nuestro con mayoría de jugadores de buen pie no obtiene los resultados esperados.
Tenemos que ponernos de acuerdo en cual va a ser el planteo para lo que viene: quizás haya que cambiar la vocación ofensiva que tenemos como escencia para no convertirla en una constante ventaja ante rivales mezquinos que juegan a esperar que nos equivoquemos.
Eso se verá. Lo que es claro es que si bien esta última mitad del año ha sido dentro de toda positiva, esta categoría se volvió aún más competitiva de lo que ya era.
Por eso propongo seguir en la línea de este balance, ajustando todas las tuercas que haya que ajustar para que nuestro querido SanBer esté en el lugar que se merece.
TEXTO: PMB