Tuvimos un mal día: individual y colectivamente. Pocos partidos fueron en los que erramos tanto pases en distancias cortas, y pocos partidos fueron en los fuimos incapaces de generar juego.
El Perla Negra usó las mismas armas de siempre: la prolijidad y la rotación inteligente de sus jugadores ofensivos. Ese sabíamos que era su fuerte. Con eso nos superaron en juego, tuvieron mayor profundidad. Pero con eso no les alcanzaba para tener ventaja en el marcador. Parece como si nos hubiéramos rendido ante el rival sólo porque nos doblaba la muñeca en el mereciómetro. Tuvimos que darles una mano nosotros para que pudieran transformar en goles los merecimientos.
Por otro lado, muchas fueron las veces en que superamos (con mayor amplitud) al rival y sin embargo no pudimos mostrarlo en goles.
Este sábado el Perla nos encontró en todo momento desorientados. Creo que gran parte de todo esto tuvo orígen en la improvisación de posiciones que tuvimos que hacer. Los equipos de primera entrenan, ensayan distintas variantes en la semana y así y todo les cuesta cuando tienen algún cambio.
Nosotros somos amateurs y y cualquier improvisación tiende a reducir lo que podemos dar todos cuando jugamos en las posiciones que conocemos.
En el esquema improvisado perdimos la plenitud de varios jugadores. El circuito de juego ofensivo nunca pudo ser armado. Sumado esto a la precisión y profundidad con que atacaban los delanteros del Perla, superando varias veces a nuestra defensa fue en pocas palabras lo que pasó el sábado. Sin olvidar las grandes desconcentraciones que aparecen en todos los partidos: en los que estamos bien y mal parados. Según como estemos, se nota más o se nota menos.
Un mediodía que hay que dejar en el olvido. Ahora tenemos que mentalizarnos en el rival de la eliminatoria. Tratar de formar el mejor equipo tácticamente posible. Y tratar de lograr aunque nos superen en algún fragmento del partido, tengamos al plantel completo compenetrado dando lo mejor que puede dar.
El Perla Negra usó las mismas armas de siempre: la prolijidad y la rotación inteligente de sus jugadores ofensivos. Ese sabíamos que era su fuerte. Con eso nos superaron en juego, tuvieron mayor profundidad. Pero con eso no les alcanzaba para tener ventaja en el marcador. Parece como si nos hubiéramos rendido ante el rival sólo porque nos doblaba la muñeca en el mereciómetro. Tuvimos que darles una mano nosotros para que pudieran transformar en goles los merecimientos.
Por otro lado, muchas fueron las veces en que superamos (con mayor amplitud) al rival y sin embargo no pudimos mostrarlo en goles.
Este sábado el Perla nos encontró en todo momento desorientados. Creo que gran parte de todo esto tuvo orígen en la improvisación de posiciones que tuvimos que hacer. Los equipos de primera entrenan, ensayan distintas variantes en la semana y así y todo les cuesta cuando tienen algún cambio.
Nosotros somos amateurs y y cualquier improvisación tiende a reducir lo que podemos dar todos cuando jugamos en las posiciones que conocemos.
En el esquema improvisado perdimos la plenitud de varios jugadores. El circuito de juego ofensivo nunca pudo ser armado. Sumado esto a la precisión y profundidad con que atacaban los delanteros del Perla, superando varias veces a nuestra defensa fue en pocas palabras lo que pasó el sábado. Sin olvidar las grandes desconcentraciones que aparecen en todos los partidos: en los que estamos bien y mal parados. Según como estemos, se nota más o se nota menos.
Un mediodía que hay que dejar en el olvido. Ahora tenemos que mentalizarnos en el rival de la eliminatoria. Tratar de formar el mejor equipo tácticamente posible. Y tratar de lograr aunque nos superen en algún fragmento del partido, tengamos al plantel completo compenetrado dando lo mejor que puede dar.