LA VERDADERA MISTICA ES ROSA Y NEGRA (Capítulo III)
Una nueva edición de este clásico de Torneos del Bajo nos encontró en la cancha 1 de ezeiza el último sábado por la tarde. En la previa teníamos a un SanBer en alza aunque con 4 jugadores en duda durante la semana y a un Mística que venía de sufrir dos derrotas al hilo. Finalmente dos de los cuatro players en duda fueron de la partida -
Nico Busico y Guille Valenti - mientras que
Marchu Vázquez se lo perdió por razones laborales y
Facu Henriques, todavía dolido del desgarro, estuvo sólo 5 minutos.
Con este panorama, el DT
Eduardo Villa decidió parar al
Peke de lateral derecho en lugar de
Facu H y a
Nico Busico de volante derecho en lugar de
Marchu. Reservándose en el banco a
Ariel Chimpa Rodriguez y a
Jonathan Castro, que hacía su presentación. La formación fue la siguiente:
Ozuna (6,5)
Peke (6) Rua (7) De Rissio (6) Frate (7)
Busico (7) Donati (7) Valenti (5)
SILVA (10)
Villa (5) RD Volpe (5)
Rodriguez (5) - Castro (5)
Ausencias: Marchu
Las tarjetas de box del primer tiempo tuvieron a Mística 10 a 9 sobre SanBer. Por qué? Porque tuvo dos llegadas inquietantes por la banda izquierda de su ataque en que la defensa de los rosas quedó desequilibrada.
SanBer se caracterizó por un juego prolijo horizontal aunque con poca claridad para habilitar a sus delanteros. Una de las más claras la tuvo en los pies de
Adri Frate que picó 30 metros y cargó sobre el arquero místico que dio rebote en el punto del penal y que ningun rosa pudo capitalizar. La otra la tuvo en el gol anulado a
Nico Busico, luego de que el arquero saliera mal en un corner y el juez de línea señalara que el balón había salido por la comba de
Guille.
Mística insistía con la sobrecarga de jugadores por la banda izquierda de su ataque y el pase largo en profundidad. Los rosinergros lo contrarrestaron de una forma arriesgada, marcando mano a mano y adelantando la línea defensiva. Lo que provocó la caída reiterada en offside de los verdes, con algunas excepciones que dejaron al borde del infarto al DT Eduardo. Esto obligó al arquero sanbernardino
Jorgito Ozuna, a jugar adelantado y despejar varias veces como un líbero.
En el segundo tiempo las tarjetas de box cambiarían para el lado de San Bernardo. Mística desistió de cargar el ataque por la izquierda y San Bernardo se hizo del balón de la mano de
Yuri Donati, quien comenzó a ganarle la mitad de cancha al lungo Nº15 místico a fuerza de caños.
Jorge, aunque siempre concentrado en el partido, pasó a ser casi un espectador.
Emepezarían a tener chances claras de abrir el marcador los rosas. Lo tuvo
Nico con un cabezazo, que también había sido anulado previamente. Lo tuvo
Facu Rua con un gran cabezazo con el parietal izquierdo que se fue besando el palo cuando el Gordo ya se preparaba para festejarlo. La ofensiva sanbernardina le ganó varias veces la pulseada a la defensa verde, logrando entrar con pelota dominada al área, pero sin transformarlo en gol.
Pero cuando todo parecía indicar que sería un empate en cero, apareció esta jugada faltando cinco minutos, en la que los rosas robaron una pelota en mitad de cancha, tomando a su rival mal parado en defensa. Asi fue que
El Chimpa, cual Negro Enrique en el 86', se la tocaría a
Pablito Silva, para que éste arranque desde el mediocampo y no frene la carrera hasta el área, definiendo al primer palo. Esta jugada contó con una gran cortina de
Nico, que a los empujones parecía pelearse con los defensores místicos para ver el golazo de cerca.
Con lo que le quedaban de energías, todo el plantel rosa corrió a fundirse en un abrazo al mismo tiempo que gritaba desafordamente el gol.
Esta es la crónica de un partido que se jugó de forma intensísima, sin que esto impidiera que el buen trato del balón fuera una constante a lo largo del encuentro por ambas partes. SanBer tuvo entre las claves de la victoria a una defensa y arqueros concentradísimos, con grandes actuaciones en el mano a mano del
Gordo Facu y
Adrian. Tuvo también a un
Yuri que distribuyó con movimiento de parabrisas todas las pelotas que le pasaron por al lado y a un
Pablito que nos trajo recuerdos de aquel niño prodigio del fútbol. Entre las virtudes colectivas contó con el enorme sacrificio físico, con el hambre de victoria hasta el último minuto (esa sensación de que el empate no lo conformaba ni un poco) y el haber disputado el match con la temperatura sanguínea y la frialdad cerebral con que hay que jugar los clásicos como estos.
Texto: PMB